Nadie entiende cómo pudo suceder. A pesar de sus 30 años de antigüedad, el Mar de Marín era un arrastrero bien equipado y con una tripulación experimentada. Hacia las 2.45 de este martes, cuando se hacía nuevamente a la mar tras vaciar sus bodegas en el puerto de Vigo, le cruzó la proa al gigantesco Baltic Breeze, que navegaba en sentido contrario. Más de 160 metros de eslora contra apenas 34. Las casi 40.000 toneladas del carguero de vehículos hicieron añicos el casco del pesquero, que se ha hundido en cuestión de minutos. Cinco tripulantes han sido rescatados. Peor suerte han corrido los otros cinco: los cuerpos de tres de ellos han sido recuperados sin vida por sus propios compañeros, mientras que mañana miércoles se reanudarán las labores de búsqueda de los dos restantes.
El accidente se ha producido en la entrada sur de la ría de Vigo, entre las Cíes y el cabo de Monte Ferro, en el municipio de Baiona, en una zona en la que las cartas náuticas delimitan con claridad un dispositivo de separación de tráfico que actúa como los carriles de una carretera. Las condiciones meteorológicas no eran las ideales, pero no cabe atribuir el siniestro al temporal. En realidad, no existe ninguna explicación clara de por qué el Mar de Marín se cruzó en la trayectoria del carguero. Un juzgado de Vigo ha abierto diligencias para esclarecer los hechos, que la Asociación Española de Titulados Náutico-Pesqueros (Aetinape) cree que pudieron deberse a “una concatenación de errores humanos”.