Fuente: Diario de Cádiz
El narcotráfico volvió a teñir de luto la provincia de Cádiz en una madrugada aciaga. Un control de la Guardia Civil, dos niñatos hasta arriba de cocaína y un agente de 52 años mortalmente atropellado, destrozado mientras no hacía otra cosa que cumplir con su trabajo. Son los efectos de la expansión del negocio del tráfico de estupefacientes a todos los puntos de la provincia, la frontera Sur de Europa, donde entra mucho hachís pero, también, cocaína por el puerto de Algeciras y heroína proveniente de los países del Este.
Los hechos sucedieron en la entrada a Jerez desde la A-381. Allí agentes de la Benemérita habían instalado un control de seguridad ciudadana cuando un Renault Megane, conducido por un joven de 22 años y en el que viajaba como copiloto un menor de 17 años, que huía de la Guardia Civil a más de 180 kilómetros por hora ha embestido a los guardias matando en el acto a Agustín Cárdenas, que deja viuda, tenía una hija y tres nietos. Tras el atropello mortal los traficantes se han estrellado frontalmente con otro vehículo, cuyos tres ocupantes (dos mujeres y un hombre que volvían del hospital jerezano) han resultado heridos leves, si bien la tragedia podría haber sido mucho peor a tener en cuenta de la velocidad a la que circulaba el Megane.
Agustín Cárdenas vio venir al vehículo pero, según ha podido saber este medio, no pudo esquivarlo. Se echó hacia atrás pero fue alcanzado. El choque fue brutal. Mortal de necesidad. Las imágenes, según testigos oculares, dantescas.
Tras matar al agente el vehículo con los narcos siguió su avance, dirigiéndose a un segundo control en el que había otra pareja de la Guardia Civil y dos agentes de la Policía Local de Jerez. En este caso todos ellos tuvieron tiempo para lanzarse a la cuneta y ponerse a salvo del recorrido criminal del vehículo.
Una vez que el coche se ha detenido los agentes han podido arrestar a los ocupantes del coche. El conductor dio positivo en la prueba de cocaína. Ambos se encuentran ya en los calabozos de la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz, el mismo cuerpo que esta mañana llora la pérdida de uno de sus hombres.
Agustín Cárdenas vivía en Cuartillos y prestaba servicio en el grupo de Jerez. A sus 52 años seguía trabajando con la misma profesionalidad de siempre hasta que le han arrebatado la vida de una manera cruel.
La capilla ardiente con los restos mortales del agente se ha instalado en Jerez de la Frontera y la directora de la Guardia Civil, María Gámez, ha anunciado su presencia en las exéquias. Tampoco se descarta que el ministro de Interior, que fuera diputado por la Provincia de Cádiz, Fernando Grande-Marlaska, acompañe a Gámez en el difícil trance que supone despedir a un agente caído en acto de servicio.